Con la llegada a Cocentaina de los primeros pobladores cristianos (mayoritariamente catalanes y aragoneses), la población islámica o mudéjar fue desposeída de sus casas y tierras, además de ser obligada a confinarse extramuros en el barrio del Raval que se situaba al suroeste de la población. La convivencia entre vencedores y vencidos se volvió entonces cada vez más hostil: se sucedieron diversas sublevaciones, alzamientos y guerras, tanto con el Reino de Granada como el de Castilla. El episodio más recordado se remonta en verano de 1304, cuando el ejército de Granada, con la ayuda de los mudéjares, dirigió un ataque contra la villa, que quedó totalmente devastada por el fuego. Y es desde entonces que los habitantes de la villa de Cocentaina reciben el conocido mote de «socarrats».

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